Archivo - February 22, 2019 - Bobo-Dioulasso, Burkina Faso - Nigerian soldiers stack in line prior to entering a building for a training exercise during Flintlock 2019 February 22, 2019 in Bobo-Dioulasso, Burkina Faso. Flintlock is a multi-national exerci - Europa Press/Contacto/Kyle M. Alvarez - Archivo
MADRID 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un número indeterminado de personas, entre ellas el pastor de una iglesia y su esposa, han sido secuestradas en un nuevo ataque perpetrado por asaltantes no identificados contra una iglesia en el estado nigeriano de Kogi (centro), en medio del repunte de este tipo de ataques en el país africano durante las últimas semanas.
El gobierno de Kogi ha indicado que el ataque fue perpetrado contra la Iglesia Querubín y Serafín, en la localidad de Ejiba, sin que por ahora esté claro a cuántas personas raptaron los asaltantes. Asimismo, ha condenado el suceso, sin apuntar a responsables y sin que haya reivindicación de la autoría.
El secretario de Información de Kogi, Kingsley Fanwo, ha tildado lo sucedido de "muy triste" y ha recalcado que hay esfuerzos en marcha para liberar a los secuestrados. "Los que golpearon Ejiba estuvieron ocultos en la comunidad desde hace días o en zonas boscosas de los alrededores", ha afirmado.
"Algunos residentes deberían haberlos visto y permanecieron en silencio. Si no se desatan las alarmas cuando se ve una cara desconocida en un momento como este, ¿quién sabe quién será la siguiente víctima de su locura?", se ha preguntado, según ha recogido la agencia nigeriana de noticias NAN.
El presidente de Nigeria, Bola Tinubu, declaró la semana pasada el estado de emergencia nacional en respuesta al aumento de los secuestros en las últimas semanas, en especial en el oeste y noroeste del país. Asimismo, ordenó "un reclutamiento adicional en las Fuerzas Armadas" para incrementar las capacidades de las fuerzas de seguridad.
El noreste de Nigeria ha sido durante años el epicentro de las actividades de Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA), si bien la inseguridad se ha extendido a otras zonas del país africano --en ocasiones vinculadas a los raptos para obtener el pago de rescates--, haciendo saltar las alarmas sobre la posible expansión de redes y bandas criminales, con su consiguiente impacto sobre la población civil.