MADRID, 2 Ago. (EUROPA PRESS) -
Fundación Otazu ha incorporado a su equipo a Gabriela Molina, como nueva responsable, con la misión de fortalecer su programa artístico, impulsar nuevas colaboraciones y dar una renovada visibilidad a su colección de arte contemporáneo, integrada por más de 150 obras que se exhiben permanentemente en la bodega.
"Nuestro reto es hacer exposiciones más regulares y que las que no están exhibidas constantemente puedan salir a la luz, no que estén guardadas", avanza en un encuentro con los medios.
Licenciada en Bellas Artes y actualmente cursando el Máster en Estudios de Comisariado por la Universidad de Navarra, Molina (Venezuela, 1994) descubrió su vocación por la gestión cultural en el taller del maestro del arte cinético Carlos Cruz-Diez (1923- 2019), donde comenzó su carrera como asistente de producción y proyectos.
Desde entonces, ha trabajado en exposiciones e instalaciones monumentales, como la Chromosaturation MFAH, del Museo de Bellas Artes de Houston (MFAH, por sus sigas en inglés). Ahora, se suma al equipo que lidera el presidente de Otazu, Guillermo Penso, con el fin de aportar una mirada contemporánea sobre el papel del arte en la sociedad.
"El vino y el arte son testamentos del tiempo pues tanto la obra visual como el vino comparten lo que quieren tanto uno u otro en ese momento, es una relación muy sensorial", argumenta Molina, que recuerda que, ya en su orígenes, la colección se puso en marcha con la idea de aunar arte y vino.
"La fusión entre el arte y el vino es uno de nuestros mayores valores diferenciales. Queremos que esta conexión siga creciendo como una experiencia viva, sensorial y accesible para todos los públicos. La elaboración de un gran vino, al igual que la producción artística, requiere paciencia, intuición y un profundo respeto por los elementos que lo componen", argumenta.
Puesta en marcha en 2016, la fundación se dedica a la gestión y dirección de actividades en el centro de arte ubicado en Otazu, en Navarra. Su enfoque no se limita únicamente a la conservación y exhibición de la Colección de arte contemporáneo, sino que también promueve un diverso programa de actividades artísticas, que incluso puede apreciarse en sus etiquetas pues cada añada cuenta con un diseño único personalizado.
En estos años, la entidad ha colaborado con diversos artistas, como Manolo Valdés, Xavier Mascaró y Jordi Bernadó, con el fin de enriquecer el diálogo entre el arte y la naturaleza, y promover el progreso social y la valorización del arte contemporáneo en la sociedad. En 2020, la Fundación recibió el Premio 'A' al Coleccionismo de la Fundación ARCO por su labor en la conservación y difusión del arte contemporáneo.
Además, como ha recordado Molina, las actividades clave de la Fundación incluyen la creación y custodia de una colección de arte, la educación artística, el evento anual Otazu ArtWeekend y la organización de una Bienal de Arte Contemporáneo Monumental.
Precisamente, la nueva responsable de Fundación Otazu es también gerente de proyectos y relaciones comerciales del legado Cruz-Diez, además de trabajar de la mano de la familia del artista con el objetivo de mantener viva su obra y pensamiento, conexión de especial relevancia en la bodega, donde el creador venezolano es protagonista del proyecto Vitral de Otazu.
"Estamos trabajando en el nuevo proyecto de la Bienal, que queremos inaugurar el año que viene y algunos proyectos de exposiciones en el segundo piso", indica la responsable, sin olvidar el proyecto Genios de Otazu, que la Fundación lleva impulsando desde 2016 y que busca sintetizar y conjugar la labor creativa del artista y la del enólogo.
EL VIÑEDO CON D.O.P. PAGO MÁS AL NORTE DE ESPAÑA
Otazu, el viñedo con D.O.P. Pago más al norte de España, se ubica a ocho kilómetros de Pamplona, entre la Sierra del Perdón y la Sierra del Sarbil, con el río Arga como delimitador natural. Favorecida por un microclima único, cuenta con su propia denominación de origen protegida, D.O.P. Pago de Otazu.
En el enclave se encuentran monumentos históricos como una iglesia románica del siglo XII dedicada a San Esteban, una torre-palomar del siglo XIV y un palacio del siglo XVI. Adquirida en el año 1989 por la familia Penso, todos sus vinos están elaborados exclusivamente con las uvas procedentes de las 116 hectáreas de viñedo propio que rodean la bodega: Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Chardonnay y Berués.