URUGUAY, 14 May (EUROPA PRESS)
El país entero de Uruguay se encuentra de luto tras el fallecimiento del exmandatario José Mujica, quien murió a los 89 años, dejando tras de sí un legado político inolvidable. Miles de uruguayos se congregaron en las calles de Montevideo el miércoles para acompañar el cortejo fúnebre que transportó su cuerpo desde la plaza Independencia hasta el Palacio Legislativo, señal de la profunda veneración que inspira esta figura en la nación sudamericana.
El féretro, cubierto con la bandera nacional por orden del presidente Yamandú Orsi, compañero de partido del difunto, fue llevado en un carro halado por caballos, en un acto que contó con la presencia de la viuda de Mujica, Lucía Topolansky. Esta marcha simboliza el último adiós a un hombre que, habiéndose retirado de la arena pública debido a un cáncer, falleció tranquilo en su modesta granja cerca de la capital.
El gobierno uruguayo decretó tres días de duelo nacional y organizó una capilla ardiente en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, disponible para todos aquellos que deseen rendir homenaje a Mujica. La capilla permanecerá abierta hasta el jueves, permitiendo que ciudadanos de todas las edades y clases sociales puedan despedirse del exlíder.
Hasta el 16 de mayo, las banderas nacionales ondearán a media asta en señal de luto oficial, un tributo a la memoria de un dirigente que, más allá de sus políticas, se destacó por su humildad y su compromiso con los valores de solidaridad y justicia social. El diario local 'El País' reportó ampliamente sobre los detalles del homenaje, subrayando la profunda conexión entre Mujica y el pueblo uruguayo, una relación marcada por el respeto mutuo y la admiración.